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EL MARENOSTRUM ES ROBBIE WILLIAMS

El británico Robbie Williams, con más de tres décadas de música a su espalda, ha desplegado este jueves en el Marenostrum Festival de Fuengirola, único concierto en Andalucía, todos sus encantos para encandilar a un público que ha coreado entusiasmado su nombre y ha celebrado con palmas y vítores algunos de sus temas más populares y ha desnudado su alma en el escenario.

“Me llamo Robbie y esta es mi banda”, ha comentado el británico nada más salir al escenario mientras corría de un lado a otro y sonaban los primeros acordes de “Let me Entertain you”, que anunciaba el inicio del concierto de su “XXV Tour2023”. Luego, en español, ha saludado a los asistentes con el mismo “buenas noches, amigos” con el que se despediría al final.

Williams ha ofrecido este jueves su único concierto en Andalucía, donde el chico rebelde del pop británico, como se conoce al artista, ha repasado los grandes éxitos de sus veinticinco años de carrera musical en solitario como “Candy”, “She’s the One” o “Love my Life”, que se la ha dedicado a una chica del público.

A los pies del castillo de Sohail, Williams -que el próximo mes de febrero cumplirá medio siglo de vida- ha demostrado que sigue siendo ese “showman” encantador y carismático capaz de llenar -y animar- con su presencia cualquier escenario, aunque las cosas son muy diferentes ahora a como eran en los 90, ha recordado.

Enfundado en unos pantalones plateados y un estridente chaleco de lentejuelas, Robbie Williams se ha reído de si mismo y del hombre que solía ser, “siempre medio en problemas -ha comentado entre risas- y ha bromeado con el público al que le ha pedido ayuda para traducir del inglés al español sexo, drogas o escándalo.

Y entre canción y canción, palabras llenas de cariño y agradecimiento a su mujer -con la que contrajo matrimonio hace ya trece años- y a sus hijos, de quienes ha dicho, le han cambiado la vida.

En un guiño a lo español, el artista se ha echado al cuello una bandera de España en la que ha calificado como “una noche perfecta” y se ha enzarzado en un diálogo cómplice y divertido con uno de los asistentes que estaban en la primera fila, Felipe, al que le ha hablado acerca de sus primeros pasos en el mundo de la música en la «boy band» Take That, introducción a un vídeo de aquella época.

Una trayectoria en solitario que este año cumple veinticinco años, medio siglo de música y éxitos que le han servido de excusa para organizar una gira con la que recorrer el mundo y hacer lo que mejor sabe hacer, montar el espectáculo.

El británico ha llegado a Málaga tras recorrer media Europa con una gira que en España arrancaba el pasado mes de marzo en el Palau Sant Jordi de Barcelona, donde realizó dos conciertos.

«Angels» ha sido la última canción de un concierto que no ha perdido el ritmo, a pesar de las muchas veces que la música se ha detenido para que Williams se comunicase con su público, que lo ha agradecido y que se ha ido a casa con muy buen sabor de boca.

En Fuengirola, las puertas del recinto se abrieron a las 19:30 horas de la tarde y a esa hora ya había varios cientos de personas en los alrededores del recinto. Unas habían podido comprar su entrada y esperaban para acceder; otras buscaban un lugar cómodo en la arena desde el que escuchar a su ídolo.

En el exterior, se repetían las mismas escenas que en conciertos anteriores: accesos rodados a la zona colapsados desde bien temprano, riñas por la escasez de aparcamiento entre conductores desesperados por estacionar, coches mal aparcados luciendo multas en sus parabrisas y la grúa, conductor a bordo, a la espera de hacer su agosto.

La tarde fue poco a poco avanzando, el sol ocultándose en el horizonte y el público ocupando sus puestos en el césped y las gradas de un recinto con capacidad para casi 20.000 espectadores.

Billboard Andalucía Press – Jesús Hurtado